En un contexto agrícola caracterizado por el uso de fertilizantes de síntesis química y de abonos, nació el Grupo Operativo Agrofert, que llega a su fin con la satisfacción de unos resultados que hablan por sí solos.
Así, y con el objetivo de reducir el impacto ambiental relacionado con la actividad agraria sustituyendo los citados insumos por biofertilizantes, los miembros de este equipo de trabajo formado por investigadores del CSIC –Consejo Superior de Investigaciones Científicas-, Agroquivir y Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía pusieron en marcha un proyecto que ha girado en torno a la capacidad bioestimulante de un nuevo producto. Se trata de una mezcla de aminoácidos en combinación con N-metilglicina, esto es, un producto intermedio y un subproducto -en la síntesis y degradación de la glicina- con efecto protector en la planta. Una explicación para versados en la materia que se traduce, en lenguaje común, en la aplicación de una sustancia que favorece los procesos biológicos de los cultivos mejorando su desarrollo, su productividad y su resistencia ante factores externos.
Así, la aplicación de este bioestimulante innovador formulado a partir de aminoácidos modificados, que actúan positivamente tanto sobre la planta como sobre los microorganismos del suelo, ha demostrado efectos significativos en la resistencia de los cultivos frente a situaciones de estrés abiótico, como la sequía o las altas temperaturas, además de mejorar la actividad microbiana en la rizosfera, preparando mejor a las plantas para afrontar condiciones adversas.
Durante el estudio, desarrollado en la zona del Bajo Guadalquivir, el producto ha sido ensayado en diversos cultivos representativos de distintas estaciones y sistemas de producción: trigo y remolacha (cultivos de invierno), algodón y tomate (cultivos de verano), y olivo (cultivo perenne). En todos los casos, el uso del bioestimulante no solo ha aumentado la producción del cultivo, sino que además ha permitido una reducción del aporte de nitrógeno necesario para alcanzar rendimientos óptimos.
En el caso concreto del tomate de mesa, se ha observado un adelanto en el ciclo de producción y un mayor rendimiento, lo que representa una ventaja competitiva en términos de calendario de comercialización y de rentabilidad para el agricultor. Tanto en este cultivo como en el de algodón, la mejora se sitúa en torno al 25-30% respecto a la del año precedente, en el que las plantas se trataron con fertilizantes químicos.
Estos resultados respaldan el potencial de este bioestimulante como una herramienta eficaz dentro de las estrategias de agricultura sostenible, permitiendo reducir el uso de fertilizantes nitrogenados y, con ello, minimizar el impacto ambiental de la actividad agrícola.
Agrofert se posiciona, así, como un ejemplo de innovación aplicada al campo, con soluciones reales para los retos actuales de la agricultura: sostenibilidad, eficiencia y resiliencia frente al cambio climático.
No hay que olvidar tampoco el aspecto económico, ya que el uso de este tipo de sustancias contribuiría a paliar los costes de producción, dada la actual dependencia de las importaciones de fertilizantes, algo que se ha hecho patente, por ejemplo, con el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, que ha disparado los precios de los nutrientes agrícolas.
Cambios en el entorno
El área del Bajo Guadalquivir demanda formas de producción más cuidadas, más respetuosas y, ante todo, más adaptadas a la normativa europea. Los biofertilizantes son productos que en muchos casos están producidos por los propios micoorganismos del suelo o incluso por las plantas, es decir, son más naturales, de modo que su implementación tendrá una serie de beneficios para la zona, como son la reducción de la huella de carbono y de la dependencia de recursos externos, así como el aumento de la salud del suelo y de la calidad de los alimentos – sobre todo de zanahorias y tomates-.
De igual forma protegerá medioambientalmente la región, que se encuentra en riesgo por la contaminación con nitratos, posiblemente debido al uso excesivo de fertilizantes químicos, que son arrastrados y pueden contaminar los cuerpos de agua, así como afectar negativamente la fauna y la flora silvestres.
El Grupo Operativo AgroFert está financiado a través de los Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y cofinanciado por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía en la convocatoria para el Funcionamiento de Grupos Operativos Regionales de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola (EIP AGRI) de 2022.